hola

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"Todas las pasiones son buenas cuando uno es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan."

viernes, 7 de abril de 2017

Creo que...

Casi todas las noches durante mas de un año me prometía en voz baja que no me volvería a pasar lo mismo, que no permitiría que nadie interfiriera en mis objetivos, que las cosas se harían a mi modo y que una persona no se merecía sufrir por mas de 8 meses.
Nunca dije lo agonizante que fueron todos esos meses, siempre decía que me encontraba bien, que yo no me quedaba en el pasado y que ya estaba superado. Mas que hacérselo creer a las personas me lo quería hacer creer a mi.
Hice lo peor... Me quedé con todo lo que sentía por dentro, no lloraba, no hablaba de lo que me estaba pasando ni siquiera escribía todo lo que realmente sentía. Aparenté mas de lo que era y vivía con una sonrisa digna de una reina de belleza. No sabría explicar el porqué me mantenía fingiendo que nada me dolía. Pensé que había algo extraño en mi, porque ni siquiera rogé como siempre hacia sino que simplemente fui hacia mi habitación a volverme pequeñita como cuando algo no me salia bien, como siempre...
Todas las noches era lo mismo, prometerme que no podía permitir que nadie me dañara, que nadie se burlara de mi, mostrarme firme y seguir caminando.
Las primeras noches fueron las peores porque me encantaba jugar con mi herida y no permitir que cicatrizara, el dolor me mantenía alerta, me mantenía viva, así que todas las noches me dedicaba a ver mensajes, fotos, cartas, escuchar notas de voz y hasta contar todas las llamadas que habían. Era enfermo, mi dolor era enfermo.
Luego de algunos meses comencé permitirme dormir. Primero me despertaba unas cuantas veces en las madrugadas para recordarme que estaba sola y que siempre lo estaría. Pensé en tomar pastillas pero para eso tenía que ir a un médico y realmente no quería perder tiempo, quería dormir mis noches completas sin recordarme lo patética que era. Le pedí a Dios que por favor me ayudara a olvidar ya que nunca lo tendría a mi lado de nuevo. Una noche sin pleno aviso pude dormir hasta mi hora de despertar. Creo que me sentía nueva y miré mi herida y estaba cicatrizando de una manera bien bonita, hasta que llegué a pensar que ni marca quedaría. Unas cuantos meses mas y ya solo quedaba una pequeña seña de que algo pasó pero que no me mató.
Entonces si pasó lo peor... Lo vi, lo vi de nuevo y su confesión hizo que mi herida que ya estaba sana se abriera y se convirtiera en una gran grieta que ni con todos los años del mundo podría taparse.
Tenía que liberar lo que sentía, tenía que gritar de ser necesario y lloré, lloré como nunca, lloré porque me sentía perdida, porque lo odiaba, odiaba a todos, me odiaba. Todo estaba mal, nada iba a mejorar. Yo quedaría estacanda y mi herida acabaría con lo poco que quedaba de mi. Había sanado, con muchísimo esfuerzo y con un rato destruyó todo lo que había construido.
No se por cuantas horas lloré porque me quedé dormida y desperté con mis ojos como cuando te dan dos trompones. Morado, pequeños e hinchados. Mis labios estaban alterado y no tenia voz pero para mi sorpresa a pesar de que tenia un físico del asco mi humor estaba bien, me sentía liberada, me sentía en paz y aunque mi cicatriz estaba a la vista, abierta totalmente decidí no ponerle la mano y dejar que sanara sola sin tener que fingir. Y sanó.




Confieso que creo que tengo miedo de que la pequeña marca se abra y que yo no pueda curarla...